Esta noche, estando tirados sobre una toalla en la playa, me ha pedido que le cuente un cuento, no se por qué lo hace pero yo siempre le cuento el mismo, de caballeros y princesas... supongo que así me ilusiono con que recordará nuestra historia, aunque su respuesta es siempre la misma, darme un beso... despedirse e irnos cada uno por nuestro lado...
Érase una vez un caballero con ansia de aventuras y de encontrar al amor de su vida. Un día, estando en una taberna, casi sin querer escuchó a dos hombres comentando una leyenda, la de una princesa encerrada en un castillo y custodiada por un dragón. El caballero creyó que era una señal, que su destino sería salvar a la doncella de las garras de la terrible fiera, así que sin terminar de escuchar la historia, montó su caballo de madera y se dirigió hacia el castillo. Pasaron varios meses hasta encontrarlo, pues la leyenda no especificaba el lugar exacto, sin embargo, al ser bien conocida, quienes se encontró, supieron indicarle, todos le decían que diera la vuelta, que eran muchos los que habían ido pero ninguno había vuelto, que era un lugar peligroso. El caballero no quería escuchar y continuaba su camino.
Al fin llegó al castillo, donde encontró al dragón en la puerta. Alzando su espada gritó "¡Rendíos, liberad a la princesa y os perdonaré la vida!", el dragón lo miró de arriba a abajo, sonrió y le respondió "Coged vuestra brillante armadura de cartón, vuestra espada de alambre, montad vuestro corcel de madera y volved por donde habéis venido", ante tal respuesta el caballero se quedó perplejo, pero firme contestó "¡No, he venido a liberar a mi amada y no podrás impedirmelo!", el dragón, acostumbrado ya a tanta soberbia le respondió "¿Y que ha de hacerme plantearme siquiera el dejaros pasar?¿Qué os hace pensar que sois digno de cruzar estas puertas? Además, ¿no os avisaron de que este es un lugar peligroso? ¿Acaso no conocéis la leyenda?", el caballero dudo unos segundos y confiado respondió "Las leyendas son grandes mentiras creadas para asustar a los hombres incautos, conozco a la dama que encerráis y vengo a morir por ella si es necesario. Ya he luchado contra grandes hombres y malvados villanos, he derrocado reyes, he surcado mares, he conquistado tierras desconocidas, he vivido mil vidas en una, pero nunca he amado tanto a nadie como a la mujer que encierran esas paredes, mi corazón está prendido a su cuerpo, y la razón no hallo sin oír su voz, necesito un suspiro suyo para que el aire llene mi pecho, necesito el roce de su piel para que mi vida tenga sentido..." la voz del caballero cada vez resonaba con más fuerza, pero al ver brillarle los ojos al dragón y soltar una lágrima, tuvo que guardar silencio, un silencio que duró varios segundos hasta que lo rompió el dragón diciendo "Parece que tus sentimientos son sinceros, está bien, te dejaré pasar, e incluso vivir en el castillo, pero con una condición, si alguna vez sales de él, no podrás volver a entrar". El caballero agradecido aceptó el trato y corrió en busca de la princesa.
Pocas semanas después, el dragón vio al caballero salir del castillo con la cara llena de lágrimas y condescendiente le preguntó "¿Qué haces fuera? ¿No te gustó lo que encontraste? ¿Ya te desilusionó tu sueño?", entre balbuceos le respondió "Al llegar, la princesa me comió a besos, agradeció mi presencia, me deseó y me amó cómo yo la amaba, me sentí querido, la persona más afortunada, para ella era perfecto, ningún fallo mío le molestaba, al contrario, me hacía sentir único por tenerlos, no podíamos ni respirar si el otro no estaba cerca, cada momento era más intenso que el anterior, nuestro amor parecía eterno... pero pasados unos días, comenzó a estar distante, esquiva, su mirada se perdía por los balcones, como si esperase a alguien, sus caricias, mimos y atenciones se fueron disipando, mi amor seguía íntegro por ella, es más, a cada minuto que pasaba, mi amor por ella seguía creciendo, sin embargo, notaba como ella cada vez me amaba menos, sus palabras dejaron de ser dulces, mis caricias dejaron de gustarle, esa felicidad radiante que tenía a mi llegada se fue desvaneciendo, y llegó un día que todo lo que decía y hacía, le molestaba... y hoy me marcho porque sé que nunca seré capaz de hacerla feliz... Pero hay algo que no comprendo, una vez le pregunté que por qué no nos escapábamos juntos y me contestó entre risas que ella no estaba retenida, no lo entiendí, sino es para retenerla ¿por qué estás aquí?".
El dragón, con media sonrisa de lástima le respondió "Pobre ingenuo, traté de avisarte pero no quisiste escucharme. No la retengo, es a los hombres a quien protejo de ella... una vez hubo un día en el que yo era como tu, un joven caballero enamorado, cuando aún ella no vivía en este castillo, pasamos nuestra niñez juntos pero mi padre un día me prohibió estar con ella, estaba convencido de que todo aquello era peligroso, no me quiso explicar sus motivos, y yo no lo comprendí así que fui a buscarla para preguntarle de qué tenía miedo mi padre, ella no supo contestarme, sabíamos que tratarían de separarnos, así que decidimos huir lejos, donde nadie pudiese decidir por nosotros. Al principio todo fue maravilloso, pero mientras que yo envejecía, ella se mantenía joven y preciosa, su rostro no cambió durante décadas mientras que yo me iba marchitando. Siendo anciano enfermé, y una noche se acercó a la cama, me preguntó si seguía queriendo pasar el resto de la eternidad con ella, a lo que yo le respondí que nuestro amor sería eterno. Me besó y me quedé dormido. Al despertar, era esto, ella me convirtió para que permaneciéramos juntos para siempre, solo que yo ya no podía entrar en el castillo y cada vez nos veíamos menos, entonces comencé a amarla en la distancia, pues sabía que para ella sería mejor, sufriría menos que lo nuestro no pudiera ser como antes. Pero poco después, comenzaron a contar nuestra historia, y el paso del tiempo me convirtió en un monstruo que en vez de protegerla la tenía cautiva.".
El caballero no terminaba de comprender al dragón, por lo que confuso volvió a preguntarle "Entonces... si tanto la amas, ¿por qué me dejaste pasar?", el gesto del dragón se volvió aún más triste, "muchos son los siglos que llevo así, y aunque sé que ella aún me ama, también sé que no puedo hacerla todo lo feliz que desearía, así que cuando algún incauto llega argumentando amarla aún sin conocerla, tengo la esperanza de que sea capaz de hacerla feliz, aunque tan sólo sea un breve espacio de tiempo, pero luego ella se cansa, ninguno es capaz de hacerla sentir completa, y estos se marchan sintiéndose tan desdichados que caminan sin rumbo hacia su muerte, pierden la esperanza y la ilusión, por eso nunca vuelven a sus hogares, sino que se quedan deambulando hasta morir por cansancio o pena en algún lugar de aquel valle" el caballero apesadumbrado contempló al dragón, aquel que aún viéndose tan malvado, profesaba un gran amor por la princesa igual al suyo "¿Y ahora, qué le ocurrirá al a princesa?", el dragón hizo una mueca y le respondió "pues como siempre, se sumirá en una profunda pena hasta que llegue otro caballero que llene su vacío y le haga olvidar su soledad", el caballero la amaba demasiado por lo que decidido le contestó "¡Entonces volveré junto a ella para que no se sienta sola! y cuando llegue otro que la haga feliz, me marcharé", el dragón ya se conocía esa historia y no cedió "No puedes, recuerda nuestro trato, una vez que salieses, nunca más podrías volver a entrar. No seas como los anteriores, regresa a tu hogar, encuentra a alguien que te ame y forma una familia..."
El caballero montó su corcel con su vidriosa mirada fija en el dragón, y esbozando una sonrisa le dio las gracias iniciando su camino de regreso hacia su hogar, pero conforme se iba alejando, el dragón contemplaba como la dirección del caballero se iba torciendo y se iba desviando hacia el valle...