lunes, 3 de septiembre de 2012

y otra vez sin tus besos...

De nuevo tumbada sobre la cama deshecha, desnuda, contemplando el armario. El silencio de la noche me acompaña, trata de guiarme al reino de Morfeo, pero no lo consigue. Pesa sobre mí el yugo de la pena, condena que me conduce a la nostalgia, y allí es a donde van a parar mis lágrimas.

Hasta el alba se mantienen mis desvelos, luego, nada. Suena la melodía que me obliga a levantarme, pero me faltan las ganas, la ilusión y el deseo.

Sola. Sola en nuestra cama... sin tus besos. Sin tus preguntas retóricas, esas que sobran pero que siempre contesto.

"No hay abrazos en mis brazos"

Entre "el sueño y el desvelo" creo sentir tu calor, tus brazos sobre los míos, y tu respiración sobre mi espalda. No quiero despertar del todo y descubrir la quimera. En ocasiones la mantengo, pero otras sin embargo, tu ausencia me hace empapar la almohada. Recuerdo alargar el brazo hasta encontrar mis dedos con tu piel, y como una cría cobijarme en tu regazo, con la cabeza sobre tu pecho, y dormirme de nuevo al son de tus latidos...

lunes, 27 de agosto de 2012

Sirenas

Esta mañana me ha despertado lo que parecía ser una alarma, era como el sonido previo a la caída de las bombas durante la guerra, me recordó a la noche en que lo conocí como piloto, la pasamos juntos hasta que antes del alba sonaron las sirenas y él tuvo que marcharse. Fue uno de los encuentros más cortos que hemos tenido.

Me asomé al balcón, lo que parecía una sirena, al final resultó ser un vecino haciendo obras en su casa, estaba utilizando un taladro.

jueves, 16 de agosto de 2012

Otra vez volveré a buscarle...

Mañana volveré a ir a otro festival, ¿irá él? ¿Podré volver a ver sus ojos verdes entre la muchedumbre?

La ansiedad me invade, no he vuelto a verlo desde aquella noche en la que le conté nuestro cuento... Ojalá vaya...

lunes, 30 de julio de 2012

Hoy le he vuelto a contar nuestro cuento...

Esta noche, estando tirados sobre una toalla en la playa, me ha pedido que le cuente un cuento, no se por qué lo hace pero yo siempre le cuento el mismo, de caballeros y princesas... supongo que así me ilusiono con que recordará nuestra historia, aunque su respuesta es siempre la misma, darme un beso... despedirse e irnos cada uno por nuestro lado...

 
Érase una vez un caballero con ansia de aventuras y de encontrar al amor de su vida. Un día, estando en una taberna, casi sin querer escuchó a dos hombres comentando una leyenda, la de una princesa encerrada en un castillo y custodiada por un dragón. El caballero creyó que era una señal, que su destino sería salvar a la doncella de las garras de la terrible fiera, así que sin terminar de escuchar la historia, montó su caballo de madera y se dirigió hacia el castillo. Pasaron varios meses hasta encontrarlo, pues la leyenda no especificaba el lugar exacto, sin embargo, al ser bien conocida, quienes se encontró, supieron indicarle, todos le decían que diera la vuelta, que eran muchos los que habían ido pero ninguno había vuelto, que era un lugar peligroso. El caballero no quería escuchar y continuaba su camino.


Al fin llegó al castillo, donde encontró al dragón en la puerta. Alzando su espada gritó "¡Rendíos, liberad a la princesa y os perdonaré la vida!", el dragón lo miró de arriba a abajo, sonrió y le respondió "Coged vuestra brillante armadura de cartón, vuestra espada de alambre, montad vuestro corcel de madera y volved por donde habéis venido", ante tal respuesta el caballero se quedó perplejo, pero firme contestó "¡No, he venido a liberar a mi amada y no podrás impedirmelo!", el dragón, acostumbrado ya a tanta soberbia le respondió "¿Y que ha de hacerme plantearme siquiera el dejaros pasar?¿Qué os hace pensar que sois digno de cruzar estas puertas? Además, ¿no os avisaron de que este es un lugar peligroso? ¿Acaso no conocéis la leyenda?", el caballero dudo unos segundos y confiado respondió "Las leyendas son grandes mentiras creadas para asustar a los hombres incautos, conozco a la dama que encerráis y vengo a morir por ella si es necesario. Ya he luchado contra grandes hombres y malvados villanos, he derrocado reyes, he surcado mares, he conquistado tierras desconocidas, he vivido mil vidas en una, pero nunca he amado tanto a nadie como a la mujer que encierran esas paredes, mi corazón está prendido a su cuerpo, y la razón no hallo sin oír su voz, necesito un suspiro suyo para que el aire llene mi pecho, necesito el roce de su piel para que mi vida tenga sentido..." la voz del caballero cada vez resonaba con más fuerza, pero al ver brillarle los ojos al dragón y soltar una lágrima, tuvo que guardar silencio, un silencio que duró varios segundos hasta que lo rompió el dragón diciendo "Parece que tus sentimientos son sinceros, está bien, te dejaré pasar, e incluso vivir en el castillo, pero con una condición, si alguna vez sales de él, no podrás volver a entrar". El caballero agradecido aceptó el trato y corrió en busca de la princesa.

Pocas semanas después, el dragón vio al caballero salir del castillo con la cara llena de lágrimas y condescendiente le preguntó "¿Qué haces fuera? ¿No te gustó lo que encontraste? ¿Ya te desilusionó tu sueño?", entre balbuceos le respondió "Al llegar, la princesa me comió a besos, agradeció mi presencia, me deseó y me amó cómo yo la amaba, me sentí querido, la persona más afortunada, para ella era perfecto, ningún fallo mío le molestaba, al contrario, me hacía sentir único por tenerlos, no podíamos ni respirar si el otro no estaba cerca, cada momento era más intenso que el anterior, nuestro amor parecía eterno... pero pasados unos días, comenzó a estar distante, esquiva, su mirada se perdía por los balcones, como si esperase a alguien, sus caricias, mimos y atenciones se fueron disipando, mi amor seguía íntegro por ella, es más, a cada minuto que pasaba, mi amor por ella seguía creciendo, sin embargo, notaba como ella cada vez me amaba menos, sus palabras dejaron de ser dulces, mis caricias dejaron de gustarle, esa felicidad radiante que tenía a mi llegada se fue desvaneciendo, y llegó un día que todo lo que decía y hacía, le molestaba... y hoy me marcho porque sé que nunca seré capaz de hacerla feliz... Pero hay algo que no comprendo, una vez le pregunté que por qué no nos escapábamos juntos y me contestó entre risas que ella no estaba retenida, no lo entiendí, sino es para retenerla ¿por qué estás aquí?".

El dragón, con media sonrisa de lástima le respondió "Pobre ingenuo, traté de avisarte pero no quisiste escucharme. No la retengo, es a los hombres a quien protejo de ella... una vez hubo un día en el que yo era como tu, un joven caballero enamorado, cuando aún ella no vivía en este castillo, pasamos nuestra niñez juntos pero mi padre un día me prohibió estar con ella, estaba convencido de que todo aquello era peligroso, no me quiso explicar sus motivos, y yo no lo comprendí así que fui a buscarla para preguntarle de qué tenía miedo mi padre, ella no supo contestarme, sabíamos que tratarían de separarnos, así que decidimos huir lejos, donde nadie pudiese decidir por nosotros. Al principio todo fue maravilloso, pero mientras que yo envejecía, ella se mantenía joven y preciosa, su rostro no cambió durante décadas mientras que yo me iba marchitando. Siendo anciano enfermé, y una noche se acercó a la cama, me preguntó si seguía queriendo pasar el resto de la eternidad con ella, a lo que yo le respondí que nuestro amor sería eterno. Me besó y me quedé dormido. Al despertar, era esto, ella me convirtió para que permaneciéramos juntos para siempre, solo que yo ya no podía entrar en el castillo y cada vez nos veíamos menos, entonces comencé a amarla en la distancia, pues sabía que para ella sería mejor, sufriría menos que lo nuestro no pudiera ser como antes. Pero poco después, comenzaron a contar nuestra historia, y el paso del tiempo me convirtió en un monstruo que en vez de protegerla la tenía cautiva.".

El caballero no terminaba de comprender al dragón, por lo que confuso volvió a preguntarle "Entonces... si tanto la amas, ¿por qué me dejaste pasar?", el gesto del dragón se volvió aún más triste, "muchos son los siglos que llevo así, y aunque sé que ella aún me ama, también sé que no puedo hacerla todo lo feliz que desearía, así que cuando algún incauto llega argumentando amarla aún sin conocerla, tengo la esperanza de que sea capaz de hacerla feliz, aunque tan sólo sea un breve espacio de tiempo, pero luego ella se cansa, ninguno es capaz de hacerla sentir completa, y estos se marchan sintiéndose tan desdichados que caminan sin rumbo hacia su muerte, pierden la esperanza y la ilusión, por eso nunca vuelven a sus hogares, sino que se quedan deambulando hasta morir por cansancio o pena en algún lugar de aquel valle" el caballero apesadumbrado  contempló al dragón, aquel que aún viéndose tan malvado, profesaba un gran amor por la princesa igual al suyo "¿Y ahora, qué le ocurrirá al a princesa?", el dragón hizo una mueca y le respondió "pues como siempre, se sumirá en una profunda pena hasta que llegue otro caballero que llene su vacío y le haga olvidar su soledad", el caballero la amaba demasiado por lo que decidido le contestó "¡Entonces volveré junto a ella para que no se sienta sola! y cuando llegue otro que la haga feliz, me marcharé", el dragón ya se conocía esa historia y no cedió "No puedes, recuerda nuestro trato, una vez que salieses, nunca más podrías volver a entrar. No seas como los anteriores, regresa a tu hogar, encuentra a alguien que te ame y forma una familia..."

El caballero montó su corcel con su vidriosa mirada fija en el dragón, y esbozando una sonrisa le dio las gracias iniciando su camino de regreso hacia su hogar, pero conforme se iba alejando, el dragón contemplaba como la dirección del caballero se iba torciendo y se iba desviando hacia el valle...

miércoles, 25 de julio de 2012

En la playa...

Esta noche he vuelto a contemplar sus ojos, su mirada... el brillo le delataba, se que en su interior él también lo ha sentido...

Acabo de regresar de un festival de música, no fui buscando nada concreto, tan sólo pretendía pasar un buen rato. Lo cierto es q el viaje se me hizo un poco pesado, estaba lejos y han sido varias horas de viaje, pero han merecido la pena...

Llegué el jueves por la mañana, al final resultó ser tan buena idea como parecía, ya que pude coger un buen sitio para acampar. Sin embargo, allí no había nadie, así que decidií irme a pasar el día a la playa, total, los conciertos no empzarían hasta el viernes por la tarde, así q tenía tiempo...

Ya en la playa, tiré mi toalla sobre la arena y me dirigí al agua. El día prometía ser aburrido, apenas había gente en aquella cala. Fui adentrándome en el mar al ritmo de las olas, no tenía prisa, aunque el calor invitaba a mojarme entera. Había poca pendiente, por lo que tu ve q andar bastante para q el agua me cubriese los hombros, poco a poco me fui relajando... Flotar, sentirme llevar por la corriente mientras el sol me daba en todo el cuerpo... Cerrar los ojos y saber que nada podría importunar aquellos minutos de tranquilidad, estaba sola, me había adentrado lo suficiente como para alejarme de la gente que se enconrtaba en la arena. O al menos eso creía. Sin esperarmelo, alguien me arrolló. No me dió tiempo a reaccionar, primero me hundió y después me empujó. No estaba preparada, no pude tomar aire. En esos instantes recordé las veces q había tragado agua y lo desagradable que era en cualquier circunstancia... y q lo mejor q podía hacer era no intentar respirar, no tenía ganas de empezar de nuevo, ya lo tenía todo a punto para el fin de semana...

Me quedé quieta unos segundos q parecieron eternos mientras me iba hundiendo poco a poco. Siempre me ha resultado muy agradable esa sensación, notar como el cuerpo va cayendo lentamente hasta que finalmente tus pies tocan el suelo, detener el tiempo, apurar unos instantes antes de tomar impulso para salir a la superficie. No llegué a impulsarme, la misma fuerza que me arrolló ahora tiraba de mi para sacarme fuera. Sentir el aire en la cara y respirar. Abrir los ojos y ver que es él. Hasta ese momento no noté los latidos de mi pecho, nada de lo anterior me había alterado. Estaba ahí, ante mi, rodeándome con sus brazos, podía sentir su calor, por fin, después de tanto tiempo. El reflejo del mar intensificaba el verde de sus ojos enmarcados entre unas cejas azabache. El agua le resvalaba por las marcas de preocupación de su rostro. Los labios entre abiertos indicaban que preguntaba algo, pero en ese momento no era capaz de entender sus palabras. Me arrastró hacia fuera, a una zona donde ambos hacíamos pie. Tardé en reaccionar, pero al fin conseguí balbucear algunas palabras. Su voz era dulce a la vez tranquilizadora, y su mirada lo traicionaba. Se que no recuerda, pero le embarga la misma sensación que a mi, nota que hay algo ahí...

Caminamos hacia la arena mientras hablamos, me pregunta si estoy bien mientras sonríe. Tiene una sonrisa preciosa. Ya no me importa el agua que haya podido tragar, me siento feliz, tranquila. Se que vida tras vida volveré a verle, a encontrarle, tarde o temprano nuestros caminos se terminan cruzando, aunque no siempre salga bien. La última vez que estuvimos juntos, murió en mis brazos. Íbamos en el coche cuando otro vehículo nos golpeó por su lado...


viernes, 29 de junio de 2012

Aunque no haya fuego, se sienten las llamas

Hubo un tiempo en el que lo más bonito que me llamaban era "bruja", pero hoy día todo es mucho más fácil... lo más que me pueden llamar es "loca", pero al menos tengo por seguro que no volverán a quemarme en una hoguera, aunque que "calmen mi locura" a base de pastillas tampoco es que me motive demasiado, es poco alentador...

La primera vez que me prendieron fue por inconsciencia, aún no estaba de moda eso de quemar a las mujeres que no iban acorde con los deseos de la Iglesia, y digamos que ciertos comportamientos no estaban bien visto... no maté a nadie, no hice daño, pero a algunas vecinas no terminaba de caerles bien, algo a lo que tampoco le di demasiada importancia y por supuesto, no intenté enmendarlo. Un día llegaron a mi casa, era tarde, todos dormiámos, y sin dar explicaciones, me sacaron a rastras, me llevaron a la plaza y bueno, el resto ya os lo podéis imaginar... No me consideraron lo bastante santa como para evitar hacerme a la barbacoa, eso sí, demostré no ser un súcubo.

Durante mi "juicio", por llamarlo igual que lo han hecho los historiadores, el público parecía vivir con fervor aquel momento, eran mis propios vecinos, los mismos que esa misma mañana habían rogado mis favores, los que a la luz de la candela me gritaban "bruja" y me sentenciaban, ¿por qué? ¿por no ser como ellos? Antes de que llegase aquel cura al pueblo, a nadie le importaba, al contrario, cuando alquien enfermaba recurrían a mi, no al matasanos de cuya consulta todos salían peor de como entraban. Entonces yo no era la mala, era su amiga, su consejera, era a quién recurrir cuando había problemas.

Sin embargo, traspasándolo a la actualidad, no quedan lejos aquellos hábitos sociales, ya no hay fuego, pero sigue sucediendo algo parecido, cada vez que a alguien le da por cometer un genocidio, o cada vez que la misma sociedad decide excluir a quienes no le interesa... Y mientras mayor sea la masa, mientras más grande sea el grupo que se cree superior, más arrogantemente se comporta, menos permisivo se muestra...

Se habla de valores, de empatía, pero sinceramente, dudo que eso sea real, cierto que habrá quien sea así, como individuo, pero al entrar en el grupo, se pierde la identidad propia, asumiéndose la del grupo, que no es la del conjunto, sino la de quien toma el poder, muchas veces, haciendo creer al resto que es un poder compartido.

Pero la sociedad es así, ¿no? así es como se mantiene al colectivo, siempre ha sido así, es algo intrínseco en el ser humano, aunque esa sea una de las causas que le arranquen la parte maravillosa que tiene...



viernes, 22 de junio de 2012

El Regreso

Al morir la sensación es desagradable y dolorosa, cuando hablan de una muerte dulce, mienten, las he probado todas. Oscuridad, pesadez, una sensacion en el pecho que no te deja respirar, luego el dolor se vuelve más intenso, una luz cegadora te impide abrir los ojos, y casi sin quererlo, rompes a llorar. Enhorabuena, acabas de volver a nacer. Lo único que me diferencia del resto es que yo sí me acuerdo de mi vida anterior. Algunos recuerdan casi hasta que empiezan a hablar, de ahí que algunos sean tan prematuros, pero todos han olvidado en dos o tres años. Intentan comunicarse, pero gracias al poco desarrollo de las cuerdas vocales los toman por niños dicharacheros y graciosos... Lo habitual después es olvidarlo todo, pero para mi, después, en cuando vuelven a florecer los recuerdos...

El ser humano piensa que los recuerdos van unidos al cuerpo, pero no es asi, se equivoca, los recuerdos van ligados al alma. No olvido mis vidas pasadas,pero al ser tantas, necesito diferenciar unas de otras para no tenerlas presentes constantemente, eso seria una locura, no sabría quien soy en cada momento, ni en que lengua hablar. Muchos de los que llamáis locos, son personas incapaces de diferenciar una vida de otra pero no tienen conciencia de lo que son, y resulta mas fácil de entender que tenga una disociación de personalidad a comprender lo que realmente les ocurre.

Esta es mi historia, y con las nuevas tecnologías, he decidido hacerla pública, quizás así encuentre a más como yo, aunque lo dudo, en todo este tiempo no he encontrado a nadie, al menos a nadie que quisiera reconocerlo...